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Historia y Arte
LA EUROPA DEL RENACIMIENTO
Introducción - 2ª parte
La nueva mentalidad renacentista
a denominación de Renacimiento es fundamentalmente artística y cultural y viene a definir un periodo que se extiende a lo largo de los siglos XV y XVI (el "Quattrocento" y el "Cinquecento"). Durante esos dos siglos los artistas, abandonando las formas del gótico, prefirieron buscar su fuente de inspiración en el arte clásico; los hombres de la cultura, por su parte, vieron abrirse nuevas perspectivas en su pensamiento tras el conocimiento de muchos textos de la filosofía y de la ciencia griegas, y de los nuevos descubrimientos geográficos y científicos.
Estos cambios en el mundo artístico y cultural, que justifican el calificativo de Renacimiento para la época en que se produjeron, ya indicaban una nueva mirada en el hombre del siglo XV. Ahora bien, las razones que justifican una nueva mentalidad no son de orden estético y científico, sino mucho más profundas, aunque menos aparentes. La nueva mentalidad fue el fruto de las soluciones que se dieron a las contradicciones creadas en la Baja Edad Media.
La aparición de la burguesía urbana hizo que el sistema feudal se tambaleara, pero no ofreció a cambio una alternativa de poder. Ello hizo posible la recuperación del poder por parte de los reyes. Así las monarquías feudales pudieron transformarse, a partir del siglo XV, en monarquías autoritarias, con lo que los vínculos personales desaparecieron en favor del concepto de Estado. La extrema inclinación de la Iglesia al sistema feudal y los problemas que de ello se derivaban (simonía, venta de bulas, etc.) terminaron provocando una profunda crisis religiosa, puesta de manifiesto en un menor respeto al clero y, sobre todo, en la Reforma Luterana y Protestante que se produjo a principios del siglo XVI.
La burguesía mercantil urbana, nueva clase
social triunfante en el siglo XVI, tuvo su prototipo en la familia
florentina de los Médici
Las intenciones expansivas del comercio europeo se vieron frenadas, tras el fracaso de las Cruzadas, por el dominio turco en el Mediterráneo, con lo que se obligó, desde mediados del siglo XV, a buscar nuevas rutas comerciales a través del Atlántico hasta culminar, a finales del siglo, con el descubrimiento de América.
Todos estos procesos conformaron la nueva mentalidad, caracterizada por el individualismo, por un cierto desapego a las manifestaciones religiosas y por una concepción del mundo racionalista y científica.
Los problemas planteados en el seno de la Iglesia con la Reforma y la Contrarreforma abrieron una brecha entre la religión y los fieles que llegaron a sentir cierto anticlericalismo ante tanta disputa y, desde luego, un evidente alejamiento de aquel profundo sentimiento religioso que presidía y condicionaba la vida del hombre medieval.
El descubrimiento de nuevas tierras hasta entonces ignoradas, la confirmación de la redondez de la tierra y la consiguiente sensación, tras el viaje de Magallanes, de que era posible conocer y, por lo tanto dominar, el planeta, despertaron una nueva concepción del mundo que pronto quedó reforzada por las nuevas teorías científicas en las que la razón se imponía a la fe y a los condicionantes religiosos.
La nueva mentalidad, como el antiguo arte clásico ahora redescubierto, situaban al hombre como centro de atención del universo, capaz por sí mismo (individualismo) de explicarse la naturaleza (alejamiento religioso) a través de su propia razón y de un método (racionalismo y ciencia). Durante la Edad Media el hombre dependía de todo y el gran descubrimiento del Renacimiento fue entender que todo podía depender del hombre.